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Apuestas deportivas, un problema entre nuestros jóvenes.

Se han convertido en la segunda causa de tratamiento por adicción al juego en España. La práctica de apuestas deportivas online está plenamente consolidada en nuestro país. El número de jugadores que operan a través de la red se ha duplicado en el último año, y con ello, los casos de dependencia a esta nueva forma de juegos de azar.

En 2016, en España, el 5,1% de la población adulta (el equivalente a 1,8 millones de personas) probó suerte con este tipo de apuestas, frente al 3,8% registrado en 2015. Los jugadores son en su mayoría hombres (el 9,1% respecto al 1,1% de mujeres), jóvenes (más de la mitad tiene menos de 35 años), muchos de ellos universitarios, y de todos los grupos sociales. Cada uno se gasta de media 243 euros anuales en una industria que sólo en el 2016 destinó 98 millones a fines publicitarios y de promoción.

Todos los que entran y prueban, están expuestos al riesgo de engancharse al juego online. Creen haber encontrado una forma fácil de ganar dinero mientras ven jugar a su equipo. Empiezan apostando pequeñas cantidades y terminan perdiendo el control. Jugar es anónimo y existen un sinfín de modalidades a las que apostar: futbol, baloncesto, tenis…incluso deportes que desconocen. El acceso es sencillo y las tentaciones continúas. Los anuncios asaltan las pantallas de los usuarios a cada clic, la publicidad bombardea constantemente, en cualquier página de internet, en redes sociales, en las retrasmisiones de partidos e incluso en los carteles publicitarios de los campos de futbol, hasta los propios deportistas son imagen de muchas de las casas de apuestas.

¿Por qué enganchan los juegos online?

La razón principal de su poder es que reúnen una serie de características que le dan un potencial adictivo mucho más rápido e intenso que cualquier otra modalidad de juego presencial.

– Te permite jugar en solitario.
– La brevedad del tiempo transcurrido entre la apuesta y el resultado que actúa como refuerzo inmediato.
– La posibilidad de jugar una apuesta de baja cuantía.
– La facilidad que supone hacerlo a través de cualquier dispositivo y con disponibilidad las 24 horas.
– Proporciona privacidad. Tú sólo, frente al ordenador, o con la discreción que ofrecen las aplicaciones descargadas en el móvil, sin la preocupación de qué pensarán las personas que están alrededor.

Aunque no se puede ni mucho menos afirmar que todos aquellos que se inician en las apuestas deportivas acaban convirtiéndose en ludópatas, lo cierto es que según los expertos, el 2,5% de los que empiezan a jugar terminan desarrollando una adicción. Hay ciertos factores que predisponen a una persona a desarrollar una conducta adictiva, entre ellas, aquellas con marcado carácter impulsivo, a las que les gustan las sensaciones fuertes o que en líneas generales tienen tendencia a probar nuevas experiencias. Así mismo, son más propensas a desarrollar este trastorno quienes tienen un exceso de tiempo libre o presentan cierto vacío emocional.

Las pequeñas cantidades de dinero que apuestan al principio, van acompañadas de una falsa sensación de seguridad “puedo dejar el juego cuando quiera”. Cada apuesta ganada supone un subidón emocional. Más del 40% de los usuarios que se inician en las apuestas deportivas, limitan la cantidad de dinero que pueden apostar, como una forma de ponerse restricciones y utilizar factores externos que ejerzan de control. Sin embargo, más de la mitad de ellos y en cuestión de pocos meses, terminan por no respetarla, gastando así cantidades más altas de las inicialmente establecidas. Sin apenas darse cuenta, se meten en un círculo vicioso. En cada apuesta se juegan más dinero y las pérdidas son cada vez mayores. Viven pendientes del teléfono móvil, esperando los resultados. Su humor cambia constantemente, convirtiéndose en unos dependientes emocionales de sus propias apuestas. Se vuelven retraídos, aislándose en una habitación durante largos periodos de tiempo. El rendimiento académico o laboral, disminuye considerablemente. Se inician con cantidades insignificantes y terminan gastando el sueldo, las pagas en caso de tenerlas e incluso acaban cogiendo dinero de los familiares con los que viven. Entran en una espiral de mentiras para cubrir sus propias actuaciones, evitar las discusiones en casa, o negar el problema que tienen.

¿Afición o adicción?

Podemos definir como afición, la práctica de juegos de azar como forma de entretenimiento y diversión, en la que el jugador participa de forma moderada y puntual, disfrutando la experiencia del juego sin asumir grandes riesgos. Esta es la práctica habitual de la población general que no genera problemas personales.

Por otro lado, El DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición), recoge el juego patológico como un trastorno que figura entre las adicciones de tipo comportamental y consiste principalmente en la pérdida de control en relación al juego, experiencia subjetiva de malestar y dependencia psicológica que se manifiesta a través de:

– Craving: deseo, ansia o pulsión irresistible a apostar.
– Modificación del estado de ánimo: sensación creciente de tensión antes de apostar.
– Placer, alivio o incluso euforia mientras se mantiene la conducta de juego.
– Agitación o irritabilidad si no es posible satisfacer la conducta de juego.
– Pérdida de control e impotencia.

 

¿Por qué resulta difícil dejar de jugar?

Inicialmente, no quieren darse cuenta de que empiezan a tener un problema. Les gusta, les da algo de dinero y obtienen alguna recompensa. Se justifican y se engañan lanzándose mensajes como “es sólo para entretenerme”, “lo tengo controlado”, “es una cantidad pequeña de dinero”. Ya están dentro de una espiral y apenas se han dado cuenta. Confunden un pasatiempo con un problema adictivo. Hacen de ello un hábito, una costumbre. Se mienten a sí mismos y niegan el problema afirmando que no lo dejan porque no quieren dejarlo. Miran para otro lado negando la realidad que tienen delante.

Antes de plantearte si realmente tienes un problema y necesitas ayuda profesional, vale la pena pararte a reflexionar. ¿Crees que tienes o has tenido alguna vez problemas con el juego?, ¿Te has sentido alguna vez culpable por jugar o por lo que ocurre cuando juegas?, ¿Has intentado alguna vez dejar de jugar y no has sido capaz de ello?

Aunque la adicción al juego es un trastorno psicológico del que parece muy difícil salir, el 80% de los pacientes consiguen dejarlo. Paradójicamente y aunque la mayoría de las veces no nos demos cuenta, suelen ser los grandes problemas los que tienen solución. En todo este proceso, muchos no piden ayuda hasta que realmente se dejan caer, caer hasta el fondo de ellos mismos. Hasta el final. Sólo cuando han tocado el suelo, empiezan a nadar hacia arriba, tratando de encontrar una salida. El tratamiento para desenganchar a las personas afectadas es largo, entre nueve meses y un año y en él, el paciente pasa por todas las fases propias de una adicción, incluyendo la recaída entre ellas. Se trata de un proceso terapéutico lento y costoso, con continuos avances y retrocesos, que constantemente recuerda que en muchas ocasiones hay que pagar peajes para llegar a los sitios. Es necesario tener claro que en el camino hacia la desintoxicación, al igual que en el de la vida, constantemente hay cosas acabando y empezando, pero sobre todo, es imprescindible tener siempre presente que hay ciertos principios que valen el precio de un final.

Como controlar un ataque de pánico

Psicólogos en Gijón

Los ataques de pánico o crisis de ansiedad son períodos en los que se padece, de una manera súbita, temporal y aislada, un intenso miedo o temor acompañado de gran malestar, y que posee una duración variable: de minutos a horas. Generalmente aparecen de manera inesperada, y pueden alcanzar su máxima intensidad en unos 10 minutos. Los ataques de pánico se manifiestan como episodios que irrumpen  inesperadamente sin causa aparente y se acompañan de síntomas asociados al miedo, tales como, taquicardia, dificultad respiratoria, mareos e inestabilidad, sudoración o náuseas. Estos síntomas suelen ir acompañados de pensamientos que te hacen creer que estás al borde de la muerte, a punto de desmayarte o de volverte loco.

Si estás leyendo este artículo y te sientes identificado, la buena noticia es que nada de lo que temes pasará, la mala es que sufres de ataques de pánico, un problema cada día más extendido y que requiere en muchos casos de ayuda psicológica para poder superarlos. A modo de resumen, aquí te dejamos algunas pautas útiles para manejar la situación, una vez que los síntomas hayan comenzado.

  • Inicialmente, es fundamental ser consciente de lo que está pasando. Comprender que lo que estás viviendo es una reacción exagerada ante un estímulo del medio te permitirá reducir un poco el nivel de ansiedad.
  • El segundo paso consiste en centrar tu atención en las sensaciones que estás experimentando, sin dejar de llevarte por ellas. Aunque sean realmente desagradables, es importante que recuerdes que no son peligrosas. Cuanto más te asustes, más se intensifican las reacciones fisiológicas.
  • Ahora céntrate en tu respiración, y trata de concentrarte para respirar con normalidad. Toma el aire suavemente por la nariz y expúlsalo muy lentamente por la boca, no respires deprisa, eso sólo conseguirá producirte una “hiperventilación”, lo que aumentará los síntomas de ansiedad. Respirar tranquilamente le envía una señal a nuestro cerebro de que estamos a salvo, mientras que respirar deprisa es una señal de alarma.
  • El cuarto paso consiste en hacerse consciente de los pensamientos catastrofistas e irracionales, esos que nos recuerdan que vamos a morirnos, perder el control o volvernos locos. El objetivo de este paso es intentar sustituirlos por otros más adecuados a la realidad y que tengan una connotación más positiva. Un ejemplo de ello sería “estas palpitaciones que siento no significan que vaya a darme un ataque al corazón, las he experimentado más veces y son fruto de la ansiedad. Mi corazón está sano y fuerte”. Recuerda que para hacer correctamente este ejercicio, es necesario practicar mucho.
  • Si llegado a este punto, has conseguido que los síntomas remitan ligeramente y empiezas a sentirte mejor, es el momento de pensar en una actividad relajante y placentera. Esto te ayudará a controlar la ansiedad con mayor rapidez y te calmará.

Por último, recuerda que si llevas más de un mes sufriendo ataques de pánico es el momento de acudir a un profesional. Cuanto antes le pongas remedio más fácil y rápido será superar la ansiedad. En el Centro Psicológico Patricia Prendes, te enseñamos  métodos adecuados para controlar la respiración de manera más eficaz y técnicas para detener los pensamientos negativos. No olvides que los ataques de pánico son fáciles de controlar con la ayuda adecuada.

Ni contigo, ni sin ti.

Psicólogos en Gijón.

Estamos en febrero, por excelencia, el mes del amor. Una simple ojeada al calendario es suficiente para que todos, o casi todos, caigamos en la cuenta de que el día 14 hay algo que conmemorar. Las personas, la sociedad en general, somos muy dadas a hacer este tipo de cosas.  Seleccionamos un día y lo marcamos como distintivo, con la intención de que sea él quien nos recuerde lo que en realidad nosotros no deberíamos olvidar.  Precisamente en la línea de hacernos recordar,  y a propósito de ese día, podemos utilizar febrero como un pretexto para hacer balance de nuestra relación de pareja, del significado del verbo amor y de la palabra amar.

La rutina, el día a día de una pareja y la cotidianidad son capaces de enmascarar temporalmente realidades que poco a poco afloran. Nunca es mala idea pararse y reflexionar: ¿Tenemos más discusiones que buenos momentos? ¿Nos separan más cosas de las que nos unen? ¿Sigue existiendo aquello que nos enamoró? ¿Cumple mi relación las expectativas que tengo de una vida en pareja? ¿Encaja esta persona en mi proyecto futuro? ¿Tengo la convicción de querer compartir con él/ella el resto de mis días? Contestando a estas preguntas, y a otras muchas que podemos hacernos, no es extraño generar en nosotros sensaciones de duda al caer en ciertas contradicciones; me gusta, pero no me llena; le quiero, pero no me hace feliz. Dudar, experimentar sensaciones de duda, es una característica intrínsecamente humana. Desgranando su significado, podríamos decir que la palabra duda expresa vacilación o falta de determinación ante varias posibilidades de elección o dicho más vulgarmente, dudar no es otra cosa que no estar seguro de aquello de lo que se duda. No necesariamente es algo malo, de hecho puede ser incluso todo lo contrario. Grandes avances o grandes cambios han surgido inicialmente de una mente que se atrevió a dudar, ejemplo de ello es Descartes y su duda metódica. Pero, ¿Y aplicado al amor? Seguramente dentro de este contexto, muchos de vosotros habréis oído alguna vez aquello de “si dudas es que no”. Son muchos los autores que se han pronunciado acerca de esto; Khalil Gibran afirmaba en su sabiduría: “El amor y la duda jamás se han llevado bien” o más directo y a la cabeza “si dudas de que le quieres, no le quieres”.

Las parejas tienen su propio ciclo vital, evolucionan y pasan por diferentes etapas, al igual que los individuos que la integran. Cuando comienza una relación somos uno, no hay resquicios ni diferencias. En esta etapa simbiótica nadie quiere romper el globo rosa. Todo nos parece bien. Después surgen, inevitablemente, las primeras decepciones; el otro no es tan alma gemela, lo bajamos del pedestal y él nos baja a nosotros. Se acabó el mundo rosa. Para las parejas sólidas, éste es un proceso gradual, donde se valoran las diferencias y las similitudes, se redescubre el gusto por los espacios propios y se aprende a negociar y pactar. Las parejas ni contigo ni sin ti, se atascan en este punto.

Muchas veces nos cuesta admitir que nos hemos equivocado, nos cuesta aceptar que eso que tenemos delante de los ojos no es aquello con lo que algún día soñamos. Puede que haya muchas cosas que nos mantengan apegados a la relación, puede que existan incluso vínculos que no nos atrevemos a romper, pero ¿de qué sirve vivir eternamente con la esperanza de que esa persona se convierta en lo que nosotros queremos que sea? Podemos autoengañarnos, podemos posponer la decisión a mañana, podemos esperar que de nuevo luzca el sol; claro que podemos y seguramente lo haremos, pero mientras tanto, mientras dudas, grábate a fuego una frase firmada por Buda: “tres cosas no pueden ser ocultadas por mucho tiempo: el sol, la luna y la verdad”.

Problemas con familiares: cómo afrontarlos.

Psicólogos en Gijón.

Personas egoístas, que solo piensan en sí mismas, que nos manipulan y juegan con nuestras emociones. Todos tenemos a alguien en nuestro entorno con estas características, un hecho que puede afectar notablemente a nuestra calidad de vida. Pero, ¿qué pasa cuando nos unen a ella lazos familiares? ¿Qué ocurre cuando esa persona es nuestra madre o nuestro hermano?

La familia es uno de los escenarios más comunes en los que se vienen a dar las relaciones tóxicas, siendo  esta situación más dura que en otros contextos porque no se pueden eludir. Es una obviedad que resulta más fácil poner punto y final a la relación con tu pareja o tu amigo que hacerlo con un familiar cercano. La familia nos viene impuesta y no podemos elegirla, lo que implica aceptar el hecho de que aunque somos personas independientes y plurales, hay ciertas normas a las que estamos sujetos debido a nuestro papel dentro del núcleo familiar.

En el Centro Psicológico Patricia Prendes, llevamos tiempo ayudando a las personas a tratar de solucionar estos problemas.  Por medio de la Terapia Familiar buscamos soluciones al conflicto, aumentando el respeto de cada miembro como individuo y  favoreciendo la compresión mutua, propiciando, si es necesario, apoyo emocional. Desarrollamos actividades de cohesión familiar y estrategias de comunicación eficaz, todas ellas encaminadas a mejorar el funcionamiento de la familia como grupo y el de cada miembro de manera individual.

Fruto de la experiencia, conocemos la importancia de poner en marcha unos principios que aunque parezcan obvios, no siempre los aplicamos. Hacer frente a conflictos familiares es un proceso duro y emocionalmente costoso, pero si  te sientes capaz de poder gestionar esta situación, aquí te dejamos algunas claves:

  1. Ponernos en el lugar del otro: empatía.

Esto no significa que nos sometamos a sus deseos y tengamos que ceder cuando no quereros hacerlo pero sí implica mantener una disposición a escuchar y considerar lo que nos tienen que decir. Es importante que nos preparemos para aceptar la posibilidad de no llegar a un acuerdo sobre lo que nos estamos pidiendo. En este caso, debe existir un pacto de respeto al desacuerdo para facilitar la convivencia. Esto es: tú quieres algo que no es compatible con lo que yo deseo, aceptémoslo y sigamos.

  1. Respetar la intimidad, el espacio y el tiempo de cada relación.

En este sentido debemos aceptar que el “No” sea la respuesta y conseguir tolerar la frustración. Se suele decir que donde hay confianza da asco pero esto es algo que no podemos permitir, el exceso de confianza y de intromisión da lugar a los mayores conflictos familiares conocidos.

  1. Ser respetuoso y mantener las formas.

A la hora de cuidar cualquier relación, es muy importante que no digamos lo primero que nos venga a la mente y que le pasemos el filtro de la educación y el respeto. Es probable que una gran parte de nosotros tenga un familiar cercano que se piensa que puede decir todo cuanto le venga a la mente y que sus percepciones y opiniones están por encima de cualquiera. Esto puede crear muchos conflictos por lo que es importante que tomemos distancia en las situaciones y pongamos límites de forma calmada, respondiendo que lo que dice está causando dolor emocional.

  1. Ser asertivos.

Es tan simple como manifestar un “no puedo”, un “no quiero”, un “no estoy de acuerdo”. Es importante sentirse seguro de uno mismo y hacer uso de nuestra capacidad de elección. Además, las palabras que menos puertas cierran son “por favor” y “gracias”. Aunque estemos en familia sigue siendo de gran importancia su uso. Expresamos consideración y amabilidad, pues mostramos respeto por el tiempo y el esfuerzo ante una petición o un favor.

  1. Ser pacientes.

Ser impaciente hace que seamos más impulsivos y, por tanto, tendemos a ser irreflexivos en nuestras decisiones. La capacidad de esperar y de pensar antes de actuar es uno de los principios más importantes que deben guiar nuestras relaciones, en especial las familiares. Puede ocurrir que no podamos solventar las dificultades que acompañan a una agotadora relación familiar tóxica, por lo que a veces se hace inevitable tomar una decisión y asumir consecuencias que pueden ser verdaderamente nefastas para el núcleo familiar. Ante todo, hay que mantener la cordura y valorar mucho la situación, teniendo en cuenta que tenemos un límite mental y físico que no conviene sobrepasar.

Afrontar la Navidad con una silla vacía

Psicólogos en Gijón.

El fallecimiento de un familiar o de un ser querido genera siempre un proceso traumático, que puede ser especialmente complicado en fechas señaladas, como las próximas fiestas navideñas.

La esencia de la Navidad se encuentra en la vida familiar, en el compartir de forma gestual el afecto que nos profesamos, y el gozo de poder estar juntos. Comemos los platos tradicionales, nos hacemos regalos, y organizamos actividades con los pequeños. Pero para aquellos en duelo todos estos momentos despiertan sentimientos de aflicción por la ausencia de la persona fallecida. Más que en ningún otro momento del año, la Navidad es una contradicción: él o ella no están, entonces ¿qué sentido tiene la celebración de estos días?

Desde la experiencia, en el Centro Psicológico Patricia Prendes de Gijón, sabemos que una de las formas más comunes de abordar este conflicto es tratar de suprimir las Navidades. Así, muchas personas desean meterse en la cama, dormirse y despertar en enero, intentando borrar estas fiestas del calendario. También hay otras que deciden hacer algo muy distinto, organizar un viaje a un lugar lejano, rodeados de desconocidos,  donde puedan hacer cosas totalmente diferentes a las habituales. Ambas alternativas proporcionan un alivio inmediato, pero llevan a postergar la recuperación, porque en algún momento tendremos que afrontar una primera Navidad sin ese ser querido y habrá un dolor acumulado.

Otra actitud que adoptan habitualmente las personas en duelo es la de «hacer un esfuerzo» para que el resto de la familia no sufra y todos puedan «sobrellevar» la Navidad.  Tratar de disimular, haciéndose los fuertes, aparentando una normalidad.  Esta máscara obliga a realizar un esfuerzo muy importante, que puede desembocar en la experimentación de mucha tensión y que se traducirá en agotamiento, irritación y ansiedad.

Sabemos que nada volverá a ser como antes pero tú y tu familia podéis empezar a afrontar la vida de una manera distinta. Podéis mantener lo que os ayude en este proceso, eliminar lo que os hace más daño y crear nuevas formas de vivir estas fiestas. ¿Cómo se consigue esto? Te damos unas sugerencias fruto de nuestro trabajos con familias que como tú, han perdido a un ser querido.

  • Haz una reunión familiar antes de que lleguen las fiestas. Sugerimos que participen tanto mayores, como adolescentes y niños. En este encuentro todos deben poder expresar qué sienten, qué necesitan, hablar de sus emociones y de sus deseos. Evidentemente no se podrá hacer todo lo que nos gustaría, habrá cosas que quedarán fuera de nuestro alcance porque aún no estaremos preparados.  Se trata de darnos el tiempo necesario, crear un espacio y unas condiciones que permitan a todos los miembros de la familia afrontar la pérdida de forma conjunta, sin negarla y expresando los sentimientos.
  • Buscar una manera simbólica de recordar a la persona fallecida a lo largo de las fiestas. Se puede utilizar un espacio concreto de la casa en el que colocar alguna fotografía del familiar, recuerdos o una vela. De esta forma se marca claramente un tiempo y un lugar donde poder vivir el dolor y al facilitar la expresión de los sentimientos, esto descargará tensión y nos permitirá disfrutar de otros momentos en familia.
  • Hablad de las cosas que haréis con los niños. Tenedlos en cuenta. Incorporar a los pequeños en todos los rituales de recuerdo. No podéis pasar las fiestas haciendo que nada ha sucedido, que la persona ausente no ha existido nunca o está de viaje.

A los seres humanos nos da miedo hablar de todo lo que es incómodo y nos provoca sufrimiento. Hoy sabemos que no expresar el dolor, lo que llamamos conductas de evitación en el duelo, acarrean consecuencias graves de salud física y mental. Están descritos problemas psicosomáticos, insomnio, trastorno de ansiedad y depresión, problemas de salud, mayor incidencia de cáncer y enfermedades coronarias.

Aunque resulte difícil, desde el Centro Psicológico Patricia Prendes de Gijón, recomendamos dentro de lo posible seguir estas pautas para que, a pesar de todo, podamos disfrutar de lo que tenemos sin olvidarnos de lo que nos falta dándonos a nosotros mismos y a los nuestros la posibilidad de reconstruir una nueva y feliz Navidad.

Volver a empezar: Síndrome del nido vacío

Psicólogos en Gijón.

Carolina estaba triste y, a la vez, contenta. Su hijo pequeño, Pablo, se había ido a vivir con su novia. Tenía 28 años y, aunque todavía no se dedicaba a lo que había estudiado, había conseguido trabajo en una tienda de ropa. Su novia, es monitora en un gimnasio. Con las dificultades que tienen los jóvenes para emanciparse, Carolina se alegraba por él. Pero ahora la casa estaba en silencio. Había tranquilidad, quizás demasiada. Carolina echaba de menos el sonido de la música, hacer la comida para alguien e incluso encontrar el baño desordenado.

Unos días antes de que se fuera, su marido y ella organizaron una fiesta de despedida a Pablo para desearle suerte en su nueva vida. La fiesta de despedida era una forma de mostrar a su hijo la confianza que tenía en él y  darle la oportunidad de irse de la casa familiar con alegría y sin culpa. Al terminar la fiesta y después de recoger, Carolina llora desesperadamente en la soledad de su habitación ante la simple idea de imaginarse como será mañana la vida sin él en casa.

Este texto refleja una situación por la que pasan una inmensa mayoría de las parejas. La salida de los hijos del hogar familiar, y con ella, la vuelta a reencontrarnos con nosotros mismos, con nuestras parejas, y con lo que éramos. En muchas de estas ocasiones, los padres, y en general las madres, se enfrentan a un conjunto de sentimientos negativos (tristeza, vacío, soledad, melancolía…) conocido como síndrome del “nido vacío”. Estas sensaciones son descritos por una gran parte de personas que acuden a nuestro Centro Patricia Prendes de Gijón para recibir apoyo psicológico que les ayude a afrontar esta nueva etapa. Con independencia de que cada proceso es individual y cada circunstancia única, estas son algunas claves que pueden ayudar a afrontarlo:

  • Normaliza tus emociones. Obtener información acerca del síndrome te ayudará a entenderlo mejor, evitando asustarte por las sensaciones que experimentes logrando así no psicopatologizar un hecho que, en un primer momento –echar de menos al ausente–, se considera absolutamente normal.
  • Tu rol de madre o padre continúa, con independencia de que tus hijos vivan o no en casa, por lo que, junto a ellos, busca otra manera de satisfacerlo que beneficie a ambas partes (por ejemplo colaborando con las necesidades que puedan tener en su nueva vida independiente, etcétera).
  • Busca nuevos roles o actividades en tu vida dedicando tiempo a eso que tanto te hubiera gustado hacer y has tenido que dejar de lado por el cuidado de la familia.
  • Visita a tus hijos con frecuencia y que ellos también te visiten a ti. Es bueno establecer momentos en los que la familia se reúna de forma periódica en el hogar. La frecuencia puede variar en función de las necesidades y costumbres, y de la distancia entre los domicilios. Recuerda que no es tan importante la cantidad como la calidad y el deseo de mantener estos encuentros.
  • Disfruta de tu relación de pareja si aún contáis con teneros el uno al otro, disfrutad de estos nuevos momentos de intimidad (podéis viajar, salir con otras personas de vuestra edad con las que compartáis aficiones, apuntaros a actividades en común, etcétera).
  • Mantén el contacto con tus hijos tanto como necesites, pero respetando también su independencia e intimidad.

La separación de los hijos será un acontecimiento feliz si se acepta el derecho que tienen a su libertad y la necesidad que nosotros tenemos de la nuestra. Los hijos serán libres si no dependen demasiado de nuestra opinión para decidir sobre sus opciones vitales; si sus creencias no son idénticas a las nuestras; si sus aspiraciones no reflejan exactamente lo que queríamos que fueran. Si sucede todo esto, podemos estar contentos porque entonces son seres humanos autónomos que piensan por su cuenta, que es lo que persigue una buena educación.

Qué es el bruxismo y qué relación guarda con el estrés

Psicólogos en Gijón.

Si habitualmente te levantas con dolor de cabeza y sensación de tensión en la mandíbula acompañado de molestias en los músculos faciales es posible que pertenezcas a ese 20% de la población que padece problemas de bruxismo. Esta patología, algo desconocida pero común,  consiste en apretar fuertemente los dientes superiores con los inferiores, la mayoría de las veces de forma inconsciente, produciendo un desgaste en las piezas dentales. Su origen es fundamentalmente psicológico, siendo la ansiedad y el estrés sus principales desencadenantes.

El bruxismo puede presentarse de noche o de día, afectando de igual manera a los dos sexos. No existen diferencias entre niños y adultos y aunque en los casos infantiles tiende a disminuir con la edad, pueden persistir en ocasiones hasta la edad adulta.

Los tratamientos que se aplican para tratar el bruxismo están orientados a la reducción del dolor, la prevención del desgaste de las piezas dentales y los daños permanentes en la mandíbula. Para ello, desde el campo de la odontología, se emplean los protectores dentales, unas férulas que minimizan los daños en los dientes y los problemas en la articulación. No obstante y a pesar de ser muy utilizados, estos dispositivos no resuelven el problema y, aunque eliminen el dolor, si se dejan de usar, el problema volverá a aparecer. A la vista de estas conclusiones, en nuestro Centro Psicológico de Gijón, sabemos que la reducción del estrés y la ansiedad pueden disminuir esta afectación. Por ello, desde la experiencia, trabajamos con distintos procedimientos psicológicos, como técnicas de relajación, higiene del sueño o terapias de condicionamiento, abordando el problema directamente desde la raíz.

El por qué de la depresión postparto

Psicólogos en Gijón.

En los últimos tiempos, muchos psicólogos en Gijón constatamos un aumento en los requerimientos de atención psicológica a embarazadas o madres de recién nacidos. Y es que tanto la gestación, como la crianza durante los primeros meses son períodos muy delicados y de gran vulnerabilidad emocional para las mujeres, que pueden justificar una asistencia psicológica específica para paliar e incluso prevenir muchos de los problemas mentales o emocionales asociados al embarazo como la ansiedad o la depresión postparto.

Los efectos psicológicos del embarazo son muchos y muy variados. Los cambios a nivel metabólico, hormonal e inmunológico, inciden también en el modo de afrontar la gestación por parte de las mujeres y se combinan a menudo con la ansiedad generada por la anticipación consciente o inconsciente del momento del parto, sobre el que gravitan los temores y las incertidumbres que inevitablemente acompañan a un momento vital tan importante. Desde nuestra experiencia en el Gabinete psicológico Patricia Prendes en Gijón, con una trayectoria profesional asentada sobre la especialización en Neuropsicología Clínica y Psicología Clínica Infanto-juvenil, trataremos de analizar los problemas psicológicos del embarazo y las posibles causas y modos de prevención de la depresión postparto.

La depresión postparto, puede, en ocasiones ser el fruto de una gestación problemática o inestable a nivel emocional, y en consecuencia, evitando la ansiedad durante el embarazo disminuirán las posibilidades de sufrir una depresión postparto.

De acuerdo con una investigación de carácter multidisciplinar  llevada a cabo por la Univesidad Rey Juan Carlos en la que han intervenido psicólogos clínicos y matronas del Hospital Universitario de Fuenlabrada, la ansiedad padecida durante el embarazo, podría tener incidencia en el postparto inmediato y durante el puerperio.

Los investigadores, han analizado determinadas variables psicológicas relacionadas con la personalidad de las 285 gestantes voluntarias cuyas sensaciones durante el embarazo fueron sometidas a estudio desde el primer trimestre hasta los tres meses posteriores al parto. El seguimiento ser realizaba  mediante diversos cuestionarios en los que se les preguntaba acerca de sus preocupaciones, expectativas creadas sobre el parto o la posibilidad de padecer una depresión posterior al mismo, partiendo de una evaluación psicológica inicial para determinar sus diferentes perfiles.

Las embarazadas que presentaban mayor tendencia a preocuparse en exceso por las posibles consecuencias negativas del parto o los hipotéticos problemas del recién nacido, obtenían mayores puntuaciones en los indicadores asociados a neurosis o inestabilidad emocional. Y como resultado más revelador: estas mismas mujeres veían por lo general agravados esos sentimientos con el avance de la gestación y en los meses posteriores al parto, lo que parece establecer un vínculo entre la ansiedad padecida durante el embarazo y el desarrollo de una posible depresión posterior al parto.

Las conclusiones de esta investigación, son que la atención psicológica a la embarazada resulta primordial, tanto para mitigar los posibles padecimientos psicológicos durante la gestación, como problemas ulteriores tan graves como la depresión. Dicha atención, debería centrarse en atender tanto a los factores cognitivos como en plantear estrategias adecuadas de regulación emocional para enfrentarse a la ansiedad y combatir los miedos más o menos fundados, asociados a una etapa tan trascendental de la vida.

Psicólogos en Gijón para tratamiento del estrés
¿Puede ser bueno el estrés?

Psicóloga en Gijón

 

Una plaga del mundo moderno para unos, el estrés es sufrido de diferente forma por cada individuo.  Como cualquier psicóloga en Gijón, Patricia Prendes y las personas de su equipo experto en psicología de la salud están habituadas a presenciar cuadros de estrés recurrente en muchos de sus pacientes.

Considerando la complejidad de las posibles causas del estrés y de los diferentes tipos de reacción ante el mismo, lo primero que nos planteamos cuando llega a nuestro gabinete de psicólogos en Gijón una persona aquejada por este problema, es llevar a cabo una evaluación detallada de aquellos aspectos que suelen estar vinculados con el desencadenamiento de una respuesta de estrés, prestando especial atención a las condiciones ambientales, los aspectos cognitivos y las técnicas de afrontamiento de cada paciente con el fin de diseñar el tratamiento más adecuado para cada caso.

Ahora bien ¿Existe un perfil genético de individuos que toleran mejor que otros el estrés? Como psicóloga con cierta experiencia en el tratamiento psicológico del estrés, es difícil dar una respuesta categórica. Sin embargo, esa parece ser la tesis del psicólogo Ian Robertson en su libro The Stress Test (La prueba del estrés).  Es más, para este afamado psicólogo y profesor de psicología del Trinity College de Dublín, padecer estrés, lejos de algo perjudicial, puede ser una experiencia útil para el modelado de  nuestra personalidad y llegar tener efectos psicológicos beneficiosos a la larga, mejorando algunas de nuestras funciones cerebrales y nuestro modo de enfrentarnos a la realidad.

Según Robertson, las personas genéticamente programadas para tolerar mejor el estrés presentan un mayor grado de actividad cerebral en el lado izquierdo del lóbulo frontal de su encéfalo.  Cuando esto sucede en el lado derecho estaríamos ante personas con baja tolerancia al estrés.

Sin embargo, para este afamado psicólogo el modo de enfrentarse a situaciones estresantes con éxito, depende más del aprendizaje que de la herencia genética. Se trataría en el fondo, de aceptar el hecho de que en ocasiones debemos lidiar con ese tipo de situaciones y aprender a evitar la ansiedad y otras respuestas negativas para concentrarnos en la solución práctica de cada problema.

En cualquier caso,  el autor de «La Prueba del estrés» sostiene que el estrés puede contribuir a modelar nuestra personalidad si nos planteamos ésta como algo permeable y sujeto a cambios.  De hecho, la noradrenalina, sustancia que se ha comprobado que genera el cerebro de las personas con trabajos con un alto nivel de estrés, podría tener efectos beneficiosos en personas mayores de 70 años, que debido a su situación de jubilación, hace tiempo que no se ven sometidos a ese tipo de situaciones.

Entre las estrategias que cita Robertson para aprender a convivir con el estrés, e incluso a sacarle partido, podríamos destacar el evitar los ciclos de ansiedad, intercalar pensamientos positivos  o eludir el enfrentamiento directo con grandes dificultades sobre la base de marcarse objetivos pequeños y más asequibles.

En todo caso, nuestra experiencia en psicología de Adultos, nos lleva a concluir que en muchas ocasiones se hace necesaria la guía y el apoyo de un profesional de la psicología para paliar problemas graves y superar padecimientos que pueden afectar a nuestro desarrollo personal y emocional, si no son debidamente enfocados y tratados.

¿Se pueden curar los ataques de pánico?

El trastorno de pánico es una enfermedad más habitual de lo que se cree, y bien conocida por la psicología clínica actual, aunque no tanto por el público en general. Quienes la sufren conocen en sus justos términos el significado de la expresión «terror pánico». La palabra pánico hace referencia al Dios griego Pan, oscura deidad primigenia de la naturaleza en estado salvaje. Así, originalmente el terror pánico se asociaba al temor irracional y contagioso que sufrían los rebaños causado por fenómenos naturales incontrolables como los truenos y los rayos en campo abierto.

En nuestro gabinete psicológico en Gijón hemos atendido entre otros trastornos de ansiedad, más de un trastorno de pánico, todos con una sintomatología bastante común si bien con unas causas desencadenantes muy variables.

El ataque de pánico se presenta como un acceso violento y repentino de temor casi aplastante, con variada sintomatología fisiológica como hiperventilación, temblores, sudoración, opresión torácica, etcétera, y una sensación de miedo irracional inquietante y absolutamente desazonadora. Hasta tal punto que a veces, quienes lo sufren por primera vez lo identifican con un ataque al corazón, o llegan a sentir que están al borde la muerte o perdiendo la razón sin motivo aparente.

En el trastorno de pánico, muy descrito por la literatura científica y problema bien conocido en cualquier centro psicológico, como el Centro Psicológico Patricia Prendes, la persona experimenta ataques repetidos e inesperados y sufre una  ansiedad continuada  debido al temor – o la certeza- de que estos ataques se vuelvan a producir.

Prescindiendo del análisis de las causas, únicamente proporcionaremos aquí algunos consejos para superar el pánico, que o por habituales entre los psicólogos, no por ello dejan de ser efectivos.

– No tratar de luchar contra el pánico, sino aceptarlo como situación pasajera que es, y esperar a que disminuyan sus efectos.

– Ser consciente de que no se trata más que de reacciones exageradas o descontroladas a situaciones vitales o estados emocionales.

– Concentrar nuestra atención el modo en que se producen las diversas reacciones fisiológicas: pulso acelerado, sudoración, como si de un observador externo se tratase. Así evitaremos dejar volar nuestros pensamientos adelantando situaciones desagradables que no van a producirse.

– Sea cual sea la causa desencadenante del pánico, es esencial planteárselo como un reto a superar y no a evitar.

El tratamiento psicológico de los trastornos de pánico es más efectivo cuanto más temprano se actúe. Los que padecen esta enfermedad pueden verse afectados de modo creciente hasta llegar a convertirse en verdadera causa de discapacidad. Por eso es muy recomendable acudir al psicólogo antes de que empezar a evitar lugares o situaciones en las cuales han padecido ataques de pánico (algo muy habitual, por lo demás), pues ello implica entrar en una espiral cada vez más invalidante, pudiendo desembocar en una agorafobia o miedo irracional a los espacios abiertos.

Sin embargo, tratado a tiempo, el trastorno de pánico, es uno de los trastornos relacionados con la ansiedad con mayor índice de curación o superación, pues suele responder bien a ciertas soluciones farmacológicas y psicoterapéuticas ya muy contratadas y bien conocidas por los profesionales de la psicología actual.

En el Centro Psicológico Patricia Prendes, en Gijón, ofrecemos un tratamiento eficaz y contrastado para el trastorno de pánico y otros relacionados con la ansiedad. Porque la ayuda profesional es siempre una ayuda de persona a persona.

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