Psicólogos en Gijón.
¿Es tu hijo capaz de ponerse en el lugar de los otros? ¿Muestra interés en relacionarse con su grupo de iguales? ¿Expresa sus sentimientos? ¿Desarrolla procedimientos pacíficos de resolución de conflictos? Estas preguntas responden a situaciones cotidianas en la vida de cualquier persona, incluida la de los niños, y no estamos hablando de otra cosa que de habilidades sociales, un concepto que desde antiguo ha generado mucho interés en los profesionales de la atención infantil.
Las habilidades sociales consisten en un repertorio de comportamientos interpersonales complejos, verbales y no verbales, a través de los cuales los niños influyen en las respuestas de otros individuos; por ejemplo, compañeros, padres, hermanos, maestros, etc. y asimilan los papeles y las normas sociales. Cuando estas habilidades son apropiadas o “buenas”, la resultante es una mayor satisfacción personal e interpersonal, tanto a corto como a largo plazo y, entonces hablamos de niños asertivos. Cuando estas habilidades no son apropiadas hablamos de niños no asertivos, diferenciando entre niños con un comportamiento pasivo y niños con un comportamiento agresivo.
En líneas generales estas son las diferencias fundamentales entre los tres estilos de comportamiento que pueden presentar los menores:
- Comportamiento asertivo: niños sinceros, positivos, no punitivos, justos, considerados, directos, no defensivos, sensibles y constructivos.
- Comportamiento pasivo: pasan inadvertidos, son tímidos, vergonzosos, retraídos, reflejan una baja autoestima, un estilo de “personalidad poco fuerte”, de autodesprecio, y un bajo autoconcepto.
- Comportamiento agresivo: Estos niños se muestran mandones, exigentes, egocéntricos, insensibles y crueles, manifestando indiferencia por los sentimientos de los demás. Presentan una actitud arrogante, manipuladora, intimidante, negativa, castigadora y en ocasiones ofensiva.
En nuestro Centro Psicológico Patricia Prendes de Gijón conocemos la importancia de una intervención temprana en los niños con deficiencias conductuales como una forma de prevenir las consecuencias con las que se relacionan. Entre ellas, y la más habitual, la inadaptación escolar, ya que la aceptación de los compañeros y la popularidad parecen jugar un papel importante en la socialización infantil. Las habilidades sociales proporcionan a los niños un medio a través del cual pueden dar y recibir recompensas sociales positivas, que a su vez, conducen a un incremento de la implicación social, generando más interacciones positivas. Un déficit en habilidades sociales también se asocia a un mal rendimiento escolar, pudiendo tener importantes efectos en la atención positiva y el reforzamiento del profesor hacia el niño. El contacto ocular, el solicitar ayuda, el hacer cumplidos y el mostrar habilidades sociales afines incrementan la cantidad de reforzamiento social positivo recibido de sus profesores. Por último, también se ha observado en este perfil de niños una baja autoestima que repercute en su funcionamiento general.
En el Centro Psicológico Patricia Prendes de Gijón somos conscientes de que esta realidad se esconde detrás de muchos de los problemas planteados en consulta. Como forma eficaz de intervención, diseñamos programas de entrenamiento en Habilidades Sociales con técnicas adaptadas a las necesidades de cada caso. Trabajamos en consulta con ensayo y práctica, sin olvidarnos de la generalización a la vida cotidiana y teniendo muy presente que la competencia social en la infancia está relacionada con unos logros escolares superiores y con una adaptación interpersonal posterior en la vida.
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